miércoles, 4 de noviembre de 2009

La fábula del Zorro, el Negro y unos bueyes

“Este país no lo vamos a arreglar,
--como están las cosas--,
haciéndonos güeyes”.
Mauricio Fernández Garza

Hace tiempo vivió un zorro amante de las leyes, que se indignaba porque un perro negro las violaba a diario y encima se reía.
Inspirado por su amor a la Ley, molesto por los ultrajes recibidos, el zorro ideó un plan para escarmentar al alevoso animal.
El plan además de peligroso, era arriesgado, pues incluia a sus amigos zorros dejando a un lado su natural respetuoso y su ánimo pacifista, para imponer la Ley a punta de golpes, tal y como se comportaba el perro.
Zorro llegó a la conclusión de que el semblante de un congénere no asustaba a nadie, así que haciendo gala de su ya legendaria sagacidad y agudeza, decidió que un disfraz de perro negro infundiría más terror que la afelpada cola de un zorro.
Pero luego estaba el carácter.
Una mona que pasaba por ahí le comentó a zorro lo que le decía su abuela: "Aunque te vistas de seda mi hijita...mjmj".
Y Zorro, que como ya dijimos es agudo y sagaz, entendió el mensaje.
Así que decidió buscar a algunos perros negros, a los que él consideraba groseros, violentos e irrespetuosos de la Ley, y que además no necesitarían ningún absurdo disfraz; para que hicieran el trabajo.
La solución fue aplaudida por el cónclave de zorros, principalmente porque ya no tendrían que preocuparse por manchar de sangre sus lustrosas colas, y resultó todo un éxito, porque entre aullidos de dolor el perro le dijo adiós a sus fechorías... y a la vida.
La comarca fue feliz, hasta que empezaron los rumores de que el perro negro había regresado y se paseaba por los alrededores y ocasionalmente robaba alguna gallina o golpeaba a algún zorro.
Y entonces la desconfianza volvió, y el temor, porque se rumoraba que era el fantasma del perro quien había regresado a vengarse.
¿Cómo si no se explica que pudiera estar en tantos lugares al mismo tiempo?
Mientras, los bueyes, que saben que los fantasmas no existen, observaban de lejos con una sonrisa tímida, ¿quizá de burla, quizá de pena?

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