jueves, 12 de noviembre de 2009

A propósito de desvergüenzas

"En política, lo importante no es tener razón, sino que te la den".
Konrad Adenaur

La desvergüenza no conoce límites, una vez la pruebas, la escalada no cesa.
A un acto desvergonzado le sigue otro mayor y es en la práctica política donde estos actos abundan.
Con las impugnaciones que el PRI ha hecho a las pasadas elecciones en un puñado de municipios de nuestro estado, el presidente del partido, Rubén Moreira, confirma la afirmación que inicia este texto.
Critica con razón el rebase de topes de campaña, con razón porque el mismo partido que lo rebasó -el PT en Múzquiz-, lo acepta.
Se queja también con razón de violaciones al reglamento electoral, pues un funcionario público no puede ser representante de partido en una casilla, como sucedió en Juárez.
Luego viene el descaro.
Critica el diputado federal la compra de votos, las amenazas y el uso de recursos para favorecerse con los electores.

Se olvida, -o no, perdón, no se olvida, lo pone en un rinconcito de su memoria, para que no le estorbe-; que su partido utilizó toda su estructura para ganar hasta ahora 31 municipios de 38 en Coahuila.
Las muestras abundan. Algunos alcaldes amenazaron a los trabajadores del ayuntamiento a su cargo con despedirlos si no aseguraban su voto, y además los obligaron a trabajar para sumar algunos más.
Pasadas las elecciones, a quienes visiblemente apoyaron a otro partido, los despidieron.
El programa del "Monedero de la Gente" fue la punta de lanza de una estrategia brillante, efectiva y vergonzosa.
Con una despensa de 200 pesos al mes en la mano y lucrando con la necesidad del votante, los priistas de Coahuila lograron una transacción rentable. Un voto por un apoyo.
El uso de recursos económicos, materiales y humanos, propios de las administraciones municipales en las elecciones pasadas por parte del PRI, es materia conocida pero no comprobable; no con pruebas sólidas.
Esa es la razón de las 31 alcaldías priistas seguras para los próximos cuatro años.
Ahora Rubén Moreira pretende hacer valer argumentos que no acepta cuando el afectado es él.
Es probable que tenga razón en la coacción o en las amenazas que lo atormentan por haberle quitado algunos municipios de las manos.
Es probable que como los que cometió su partido, esos delitos electorales existan, pero hasta ahora no son comprobables; no con pruebas sólidas.
Eso es lo de menos, lo que sí queda claro es que la clase política es descarada, no tiene escrúpulos cuando se trata de ganar un voto o una elección y que no importa si los colores sean del PAN, PRD, PT, PRI, o cualquier otro, todos los políticos son iguales y sigo esperando ver por ahí alguna honrosa excepción.
Quizá la encuentre Jaime Maussán, pero si lo hace, ¿quién le va a creer?. Yo no.

2 comentarios:

  1. Moy
    Me encanta tu blog y cómo tu prosa se mueve tan bien entre la política, el deporte y la literatura.

    Un fuerte abrazo querídisimo amigo. Ya sabes que aquí se te extraña y mucho

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  2. Mi Sylvia, tan buena amiga y tanto que te extraño.
    Ya no se ni donde estás, ahora hasta temo que te hayas ido.
    Si es así, cuidate mucho y ojalá nos veamos pronto.

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