sábado, 31 de octubre de 2009

De vuelos, caídas y lecciones

“No hay una forma de checarlo.
Sólo que yo estuviera con él volando”,
José de Jesús Cabrera Meza,
inspector verificador aeronáutico

Saltillo tiene ya una certidumbre, el piloto de la televisora local RCG, Enrique Amaya Maravilla, es una maravilla para pilotear helicópteros.
Los hace subir y bajar a su antojo con pericia, los hace rotar sobre su eje, orienta el morro de la nave -mientras gira-, a dónde quiere.
Sus aterrizajes eran motivo de alegría para el animador priista y comunicador, Marco Martínez Soriano, que se regodeaba en elogios.
Imagino que la confianza del piloto aumentaba con cada comentario.
Ahora sabemos también que nuestra mayor virtud se puede convertir en nuestro peor enemigo. El talento nos hace en ocasiones tomar riesgos que otro no tomaría.
Según José de Jesús Cabrera, inspector verificador aeronáutico, ya habían recibido una queja por el manejo arriesgado del helicóptero y le llamaron la atención al piloto Maravilla, "de manera verbal".
Fue una queja la que motivó el estirón de orejas, porque Saltillo no está preparado para la vigilancia aérea.
No hay radar, dijo el inspector, así que la vigilancia del tráfico por aire en la ciudad, y se le llama vigilancia porque de alguna manera hay que llamarla, se hace desde la torre del aereopuerto.
Así que la seguridad de los que seguimos anclados a la tierra, está en manos del juicio de los pilotos, de la misma manera que también lo estamos de los que conducen por las calles de nuestra ciudad.
En Saltillo ahora sabemos, no se debe volar a menos de 600 metros por ley.
No sé si será por el ruido o la aprensión que causa una aeronave, pero en las incursiones del helicóptero en cuestión, a ratos nos parecía poder tocarlo con las manos.
Sin saber todavía la causa del accidente, esperemos que la lección que arroje sea ejemplar.
En nosotros quedará también la vigilancia de que se cumpla la ley. Si es cierto lo que Cabrera Meza dice, que:
“Cuando hay una queja, nosotros actuamos, investigamos y levantamos un acta", hagamos de vigilantes y señalemos las conductas peligrosas, no esperemos que se repita lo del viernes pasado.
No esperemos que un flamante helicóptero termine de nuevo como se ve en la gráfica de Miguel Sierra, hecho un amasijo de hierros, con el logo de RCG adornándolo de fondo.

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