viernes, 23 de octubre de 2009

Modesta defensa de la Democracia

"El peor analfabeto es el analfabeto político.
No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos.
No sabe que el costo de la vida, el precio de la alubia, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los medicamentos, dependen de decisiones políticas.
El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos, el político corrupto".
Bertolt Brecht

El "idiotés" para los griegos era el desentendido de los asuntos públicos.
Un ciudadano que sólo se preocupaba por el bienestar de su familia y sus finanzas, a los ojos de lo helenos era un tonto. Tenían, como en tantas otras cosas, razón.
Recuerdo el ejemplo que el español Savater dio para justificar el interés en política.
Imaginó un avión con el motor en llamas, manejado por pilotos ineficaces y con unos terroristas amenazantes al mando. Luego preguntó qué sería lo más sensato, ¿poner algo de empeño en arreglar la situación para evitar que el avión se desplome, o desentenderse leyendo o mirando por la ventana?
La respuesta es personal y decisiva, las consecuencias sin embargo afectan un campo más amplio que el doméstico.
Si el que lee se inclina por intervenir opta por la práctica Política, si en cambio desea comparar las formas de la nube que ve pasar con la cara de algun vecino, está dentro de la categoría del criticado ciudadano ateniense del inicio de este texto.
Mientras la Ética se ocupa de un campo más personal y sus alcances son más limitados en el espacio y en el tiempo, la práctica política intenta crear condiciones para que los grupos humanos se comporten con valores que les permitan vivir en sociedad.
¿Cómo elige esos valores?. Observa, recapitula, compara sociedades actuales y pasadas, descarta actitudes nocivas, rescata lo útil.
Así se llega al consenso casi general de que la mejor forma de gobierno conocida es la Democracia.
No hay otro sistema político conocido que lo supere, porque se sustenta en la libertad, en la tolerancia, el respeto a las minorías, la igualdad y la solidaridad.
Tiene sus terribles fallas, ya que permite que demagogos y gente sin escrúpulos llegue a posiciones de poder, pero ninguna falla puede deslegitimar un sistema que le da libertad al ciudadano de elegir.
Puestos a simplificar sólo habría dos opciones políticas, o elegimos a nuestros gobernantes y les pedimos rendición de cuentas y los removemos si no funcionan, o los que nos gobiernan se autoproclaman en su puesto y manejan el poder a discreción, sin ningún contrapeso.
¿A quién se elige, a quién se deshecha?, ojalá fuera una decisión fácil. En el párrafo anterior se simplifican las opciones, pero en la práctica no hay una sola Democracia, ni un solo sistema autoritario.
Un autoritarismo puede tener rasgos democráticos, y hay quien habla de la "Dictadura de la Democracia" y lo hace con razón.
Para dejar alguna luz, vale recordar lo que escribió Karl Popper. El sistema político al que debemos aspirar, es uno en el que se creen los mecanismos que nos permitan relevar del poder a los políticos ineficaces, sin derramamiento de sangre.
Sea cuál sea la opción, lo que debemos evitar es buscar por la ventana del hipotético avión, a qué amigo se parece la nube que vemos pasar en la caída.

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