miércoles, 21 de octubre de 2009

Un inicio ambicioso

La admiración por los grandes hombres, los grandes nombres mencionados, aluden a una aspiración y no a un ánimo comparativo.
El que este blog remita a Aristóteles no significa, ni de lejos, que el que lo escribe intente acercarse a él.
Del estagirita admiro su curiosidad y empeño para tratar todos los temas con rigor, aunque no siempre con fortuna.
Fue brillante en sus estudios literarios y de ética, tanto como errático con los conceptos de "generación espontánea" o "geocentrismo".
Afirmaba que los testículos existían como contrapeso al pene, al mismo tiempo que expuso los principios de la teoría clásica de la Política o fundó las bases de la Zoología.
Conoció a Alejandro Magno, aquel genio militar, y no sólo lo conoció, tuvo los atributos para ganarse su respeto y educarlo.
Ahora, 2331 años después de su muerte, en una civilización que no imaginó, tecleo esto con idéntica curiosidad pero sin la capacidad del esmerado alumno de Platón.
García Márquez escribe para que sus amigos lo quieran, yo lo hago para que lo lean mis hijos, ¿qué importa que me quieran mis amigos, si mis hijos no me conocen?
Y bueno, esto es una apuesta doble, es posible que al leerlo mis amigos me estimen más, es posible que al leerlo mis hijos lleguen a conocerme mejor, veremos que sucede primero.
Al igual que un náufrago lanza al mar una botella con un mensaje dentro esperando que alguien lo lea, así inicio mis escritos que espero sean los suficientes para dejar constancia de lo que fui.
Cruzo los dedos para que el tiempo y la capacidad alcancen.

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