lunes, 26 de octubre de 2009

¿Tv 1, Literatura 0?

"No queremos leer.
Que no nos interesa.
Que no. Que no queremos.
Que no haya libros y ya. Punto. No.
¡Que no!... Ene, o = NO".
Guillermo Sheridan,
Saltapatrás


La extendida pugna entre televisión y literatura se vive en México como una batalla desigual e inútil.
Algo como enfrentar a peleadores de pesos distintos y de disciplinas diferentes, en escenarios adaptados.
Debemos a las estadísticas verdades prístinas, la última es el revelador 2.8 en libros leídos al año por mexicanos... y en esa encuesta estamos todos.
Cualquiera de los numerosos investigadores culturales que vagan por las calles, se remitirá al estigmatizante guarismo cuando se cruce con algún compatriota de Benito Juárez. No importa que luego de leer las obras completas de Cuauhtémoc Sánchez, el sujeto en cuestión haya pasado el promedio.
Los números marcan y los prejuicios no se borran.
En comparación, las horas invertidas frente al televisor causan vértigo.
¿30, 27, 35 horas a la semana; quién da más?
El embrujo de las hondas electromagnéticas es irresistible.
Imagino a algún distraído Premio Nobel desconfiado de inicio ante un talk show, y al final intrigado por el inminente cambio de sexo de un padre de cinco.
Por otro lado, no veo a un asiduo seguidor de las novelas de Emilio Larrosa enfrascado en la prosa de Coetzee
... nos gusta lo fácil, lo cerrado, lo que podemos manejar y no nos genera conflicto.
Para el fiel continuador del carmensalinismo, el devoto televidente, los equivocados son los otros y así en el combate cuerpo a cuerpo, la enclenque, reblandecida y vacía retórica televisiva, se impone a la rugosa, nervuda, áspera prosa del sudafricano por asfixia.
Son dos entes de naturaleza distinta, uno hace de la ignorancia una virtud y el otro vuelve a la autocrítica el inicio del conocimiento.
Reflexionando: ¿es tan grave, es cierto y debemos preocuparnos por el terreno que pierde la palabra impresa?
La respuesta a las tres preguntas es sí y no, pero eso es tema de otra columna.

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